Décimo día en el ex-cuartel militar de Atoyac de Álvarez. Una jornada que pintaba para ser tranquila se removió con varios acontecimientos aunque, de manera decepcionante, ninguno que tuviera que ver con encontrar a los desaparecidos.

En la mañana las autoridades se acercan a los representantes. Como la excavación está prácticamente terminada pero que aún quedan dos días de trabajos, proponen que se excave un pozo de prueba pequeño en un área intermedia entre las dos trincheras abiertas en la zona 4, la zona ampliada. Técnicamente, los peritos de la coadyuvancia comentan que este pozo no tendría sentido, con los resultados vistos en las trincheras mencionadas queda claro que en esta zona no se encontrarán indicios y que hacerlo sería más desgastante para los familiares.

Aún así, se presenta la propuesta a los familiares y tras un acalorado debate se toma la decisión en colectivo: si las autoridades realmente tienen disposición de seguir excavando, que se excave una zona diferente, propuesta por los peritos de la coadyuvancia y en base a las opiniones de los familiares. La respuesta es positiva, se determina que se iniciará de inmediato con una trinchera en una zona cercana a una parota, por donde varios testimonios mencionan la existencia de una zanja donde se arrojaban cuerpos. La espera, que estaba a punto de terminar, se extiende por un día más.

Internamente, tanto el equipo acompañante como los familiares comenzamos a preparar el cierre, organización de tiempos, actividades, talleres. Como uno de los ejercicios pensados requiere el uso de semillas, se realiza una recolección colectiva con los familiares para luego sentarnos entre varios a pelarlas y limpiarlas. Hay más de 30 familiares asistiendo ya todos los días.

Las mantas pintadas y bordadas están listas y comienza el proceso de unirlas, construyendo entre todos una gran manta de historias. “Estamos tejiendo los recuerdos” dice una de las mujeres. Es justamente lo que hacemos: tejemos recuerdos, tejemos historias, tejemos colectivo y, ojalá, en algún futuro podamos tejer la verdad y la justicia.

Entre las actividades se continúa el trabajo de entrevistas con los familiares, pláticas con los medios y espacios en que los abogados orientan a familiares que llegan con alguna duda o algún problema que no saben cómo resolver. Llega también un profesor de historia de la Preparatoria N° 22 de Atoyac, interesado en difundir lo ocurrido en el municipio. No sólo fue uno de los ponentes en la presentación del sábado sino que ahora propone traer a sus estudiantes al día siguiente a observar las excavaciones, hablar con las organizaciones y conocer a los familiares. Los hombres y mujeres de AFADEM se alegran al saber que son muchos los que siguen luchando contra el olvido y, sobre todo, que sean los jóvenes quienes conozcan y den continuidad a esta historia.

Al final del día, mientras parte del equipo sigue acompañando a los familiares en la unión de las mantas, otro grupo se entrevista con algunas de las hijas de Rosendo Radilla con el objetivo de recabar los datos para una Ficha Antemortem. Este tipo de herramientas se utiliza para obtener información sobre las características de las personas desaparecidas en el momento previo a su detención y son comunes en las investigaciones de antropología forense a lo largo de toda Latinoamérica.

Curiosamente, en México pareciera que es la primera vez que las autoridades escuchan de esta metodología. Hasta el momento no la habían aplicado ni se han recabado los datos de nadie, ni para el caso de Rosendo Radilla ni el de los más de 400 desaparecidos de Atoyac de Álvarez.

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