Este trabajo esta dedicado a examinar algunas respuestas posibles a una pregunta relativamente sencilla: ¿por qué es tan restringida en nuestra capital la proporción de delitos del orden común en los que llega a presentarse ante el juez a un presunto responsable?
Sencilla y todo, la pregunta no es inocente: frenemos o no la delincuencia, mientras no consigamos reducir los índices delictivos- , seguiremos sin vivir en un estado de derecho, sujetos a la arbitrariedad humana, y no bajo el amparo de la ley.
Adelanto la conclusión: el núcleo del problema se encuentra, por un lado, en un Ministerio Público del todo insuficiente para satisfacer las actuales necesidades de la Ciudad de México y, por el otro, en una policía inútil, corrupta y perezosa que ha crecido más allá de todo límite razonable.
Más adelante retomo estos asuntos. Por lo pronto, y para proceder en orden, debo hacer algunas aclaraciones sobre la pregunta planteada.
Autor: Rafael Ruiz Harrell
Primera Edición: 1996
[note]Documento disponible para consulta en nuestra oficina[/note]